El autoconocimiento es un componente muy importante de la Inteligencia Emocional. Distinguir y ser conscientes de nuestros estados emocionales, pensamientos y conductas es algo fundamental para el desarrollo y la mejora personal. Es el inicio de un proceso de cambio o de aceptación.
En muchos casos, no es fácil determinar lo que nos está pasando, lo que nos inquieta, nos frustra, nos alegra, nos da miedo, etc. Para comprendernos a nosotros mismos es importante diferenciar conceptos que hagan más productivo nuestro diálogo interno o pensamiento.
Antiguamente, los psicólogos distinguían entre angustia y ansiedad. Así, la angustia se entendía relacionada más con síntomas físicos de paralización, sobrecogimiento y pérdida de atención, Sin embargo, en la ansiedad se daba mayor presencia de síntomas psíquicos, sensación de ahogo y reacción de alerta.
En la actualidad, angustia y ansiedad de utilizan como sinónimos para referirse a un estado psicológico displacentero, acompañado frecuentemente de síntomas fisiológicos, que se describen como un desasosiego ante un peligro más o menos preciso.
El Diccionario de la Lengua Española la angustia se define como aflicción, congoja, ansiedad, temor opresivo sin causa precisa, aprieto, situación apurada, sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal y dolor o sufrimiento. La ansiedad tiene una definición más concreta como estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo, angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos. Por lo que para definir angustia utiliza la palabra ansiedad y viceversa. Para el estrés utiliza la siguiente definición: tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.
Científicamente, el estrés fue definido por Seyle (1926) como la respuesta general del organismo ante cualquier estímulo estresor o situación estresante. Una definición, en cierto modo, circular que no aclara demasiado. En psicología se admitiría como definición de estrés aquella respuesta automática del organismo a cualquier cambio ambiental, externo o interno, mediante la cual se prepara para hacer frente a las posibles demandas que se generen como consecuencia de la nueva situación (Labrador, 1.992).
Vemos, entonces, que la ansiedad y el estrés pueden considerarse procesos equiparables de alguna forma, ya que tienen gran cantidad de elementos comunes. Si bien, desde una visión psicofisiología se enfatiza la relación del estrés con sus aspectos fisiológicos y de la ansiedad con sus aspectos más subjetivos.
No estando las cosas demasiado claras, pero sí sabiendo que la angustia, la ansiedad y el estrés nos afectan y, en algunos casos, pueden producir conductas desadaptadas o incluso trastornos más o menos graves es conveniente concluir de alguna forma para favorecer, como he explicado al principio, el autoconocimiento o, incluso, la necesidad de consultar con un psicólogo la posibilidad de tratamiento.
Para ello me voy a basar en las conclusiones de un excelente artículo “Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar” (Sierra, Ortega y Zubeidat, 2003) *.
- Los conceptos de ansiedad, angustia y estrés han sido confundidos a lo largo de la historia.
- En la actualidad se siguen confundiendo dichos términos de manera que, a menudo, se combinan o se usan indistintamente.
- El estrés es claramente diferenciable de los conceptos de ansiedad y angustia al considerarlo como un resultado de la incapacidad del individuo frente a las demandas del ambiente.
- La ansiedad es una reacción emocional ante una amenaza manifestada a nivel cognitivo, fisiológico, motor y emocional.
- La angustia forma una amenaza a la existencia del individuo, a sus valores morales y a su integridad, tanto física como psicológica.
En todo caso, consultar con un psicólogo cómo identificar y gestionar estas reacciones emocionales y sensaciones puede ser muy positivo para mejorar nuestra calidad de vida y satisfacción.
Eduardo Lázaro Ezquerra
Psicólogo-Coach
* Sierra, Juan Carlos, Ortega, Virgilio, Zubeidat, Ihab, Ansiedad, angustia y estrés: tres conceptos a diferenciar. Revista Mal-estar E Subjetividade [Internet]. 2003;3(1):10 – 59. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27130102