Buda afirmó: “Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo”.
¿Pero, realmente somos lo que pensamos?
Antes de responder a esta pregunta es necesario saber cómo se generan los pensamientos.
Neurocientíficos de la Universidad de California (1) observaron en 2018, el progreso de un pensamiento a través del cerebro, desde la fuente de la inspiración hasta la respuesta, mostrando claramente cómo la corteza prefrontal coordina la actividad para ayudarnos a reaccionar ante una percepción, mediante una técnica conocida como electrocorticografía (ECoG).
De esta forma, estos científicos descubrieron que, para una tarea simple, como repetir una palabra presentada visual o auditivamente, las cortezas visuales y auditivas reaccionan primero para percibir la palabra. Luego, la corteza prefrontal comenzó a interpretar el significado, seguida por la activación de la corteza motora en preparación para una respuesta. Durante el medio segundo que media entre el estímulo y la respuesta, la corteza prefrontal permaneció activa para coordinar todas las otras áreas del cerebro.
Para una tarea más difícil, como determinar el significado opuesto de una palabra, el cerebro necesitó varios segundos para responder, durante los cuales la corteza prefrontal conectó con otras áreas del cerebro, incluidas las redes de memoria. Después, la corteza prefrontal recurrió a la corteza motora para generar una respuesta hablada.
Con esta información, podemos llegar a la conclusión de que nuestros pensamientos se generan en función de los estímulos y de una necesidad de respuesta, mediante la actividad de la corteza prefrontal en conexión con otras partes de cerebro. Esto nos hace suponer que en función de cualquier cambio en alguno de estos factores implicados el pensamiento podría ser diferente. Y esto para pensamientos relacionados con tereas sencillas. Con pensamientos más elaborados el proceso se puede complicar enormemente. Por esta razón, no creo que debamos identificarnos al 100 % con nuestros pensamientos.
Los pensamientos son productos de nuestro cerebro que no cesa de generarlos, a razón de unos 60.000 al día, pero no creo que representen exactamente nuestra esencia como personas. Por eso me gusta la siguiente afirmación (2) “Los pensamientos no nos definen, están ahí, muchas veces muy a pesar nuestro. El SER habla de nuestros valores, de cómo nos conducimos en la vida, de nuestras obras y acciones hacia nosotros o hacia otros.”
Entonces, los pensamientos son el resultado de procesos fisiológicos del cerebro, pero que no nos definen esencialmente, ya que pueden ser muy cambiantes y extremadamente circunstanciales.
Sin embargo, creo que son muy importantes como parte inicial de un proceso que podría consolidarse a través de las creencias, el lenguaje y el comportamiento. Y para reforzar esta idea me remito a la frase de Mahatma Gandhi: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”.
A nivel práctico y volviendo al principio de este artículo, creo que Budha tenía razón solo en parte. Quizás construyamos el mundo con nuestros pensamientos, pero somos mucho más que nuestros pensamos. Por eso debemos filtrar, depurar y acomodar nuestros pensamientos con nuestra capacidad de razonamiento, para alinearlos con nuestros objetivos y deseos. Pero, esto lo debemos hacer desde la aceptación.
He conocido muchas personas atormentadas por sus pensamientos intrusivos. Pensamientos que les asaltan de forma imprevista y obsesiva, que les avergüenzan porque son contrarios a sus valores. Cuanto más intentan no tenerlos, más se repiten. Esto no da resultado.
Si aceptamos que forman parte de nosotros pero que no nos representan porque incluso van contra nuestros principios, podemos manejarlos mejor. No creo que debamos culpabilizarnos por pensar, ya que muchos de nuestros pensamientos son involuntarios. Podemos, entonces, observarlos, reconocer su existencia y clasificarlos como productos, en algunos casos, defectuosos que no se van a materializar en acciones y por lo tanto que se quedarán en nuestro interior para reciclar.
En definitiva, los pensamientos son muy importantes en nuestra vida y para gestionarlos con éxito, debemos esforzarnos en ejercer nuestra capacidad de autocontrol y razonamiento de una forma flexible y siendo comprensivos con nosotros mismos.
No somos exactamente lo que pensamos, pero podemos pensar sobre lo que somos.
Eduardo Lázaro Ezquerra
Psicólogo General Sanitario
Colegiado nº.: M-15645
Teléfono: 647910142
Email: elazaroezquerra@gmail.es
(1) “Observan por primera vez cómo se forma un pensamiento en el cerebro.” Artículo de la revista Tendencias que hace referencia al artículo científico Persistent neuronal activity in human prefrontal cortex links perception and action. Nature Human Behaviour 2, 80–91 (2018). doi:10.1038/s41562-017-0267-2. Disponible en: https://tendencias21.levante-emv.com/observan-por-primera-vez-como-se-forma-un-pensamiento-en-el-cerebro_a44348.html
(2) “No somos lo que pensamos.” Artículo de la web Ipsias de Ruth Fernández (2020). Disponible en: https://institutoipsias.com/D/post/no-somos-lo-que-pensamos/